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Personalie

viernes, 8 de junio de 2012

22-Un noble caballero.


La murcielaga cayó fuertemente al suelo rodeada de esos seres que se pagaban a ella como una segunda piel. Al caer abre sus imponentes alas sacándoselo a todos de encima. Alza su pierna derecha al aire y comienza a girar con rapidez, volviéndose un intenso remolino blanco y negro. Al terminar de girar se detiene y mira como esas cosas se evaporan rápidamente ante el ataque que habían recibido. Alzo su mirada para ver al equidna que a pocos metros de ella se encargaba de golpear fuertemente a esas cosas.
Sonrió de lado al verlo en ese estado, se veía tan varonil y guapo. Grito fuertemente al sentir un profundo dolor en su pierna derecha. Bajo su mirada adolorida hacia allí, notando como un pequeño ser mordisqueaba su pierna desgarrándole la piel. Con fuerza lo tomo de las alas lanzándolo hacia la pared, reventándole la nuca con su tacón de aguja.  Adolorida se dejo caer en el suelo tomando su pierna con esfuerzo. Miro a su lado viendo como esos seres se venían hacia ella tirándose en sima de ella mordiéndola y rasguñándola gravemente. No supo cómo pero lentamente sintió como esas cosas salían de encima de ella con rapidez. Al abrir sus ojos se encontró con unos ojos violetas que la miraban con preocupación.
-Rouge ¿Estás bien?-dijo su voz dulce y tranquila. Ella la miro con sus ojos entre cerrados.
-¿Nuevamente, intentas salvarme para tomarme la mano?-pregunto  bajito pero con una leve sonrisa picara.
-Cállate, y descansa-ordeno con sus mejillas sonrojadas. Se quedo estático al sentir su cálida mano en su mejilla. Bajo su mirada perdiéndose en esos ojos azules que tanto le encantaban y que pocas veces se había dado el lujo de admirarlos. Cerró los ojos al verla posar sus labios sobre los de él. Estaba disfrutando ese momento, sus labios dulces y cálidos le sabían a gloria.  Una risa burlona hizo que los dos se giraran abruptamente cortando cual cualquier lapso de tiempo
-Parece que ustedes son los que han matado a estos inútiles-hablo esa voz. Los dos se giraron para encontrarse con un erizo negro con franjas rojas.
-¿Shadow?-pregunto Rouge aun tirada en el suelo. No lo podía creer, el erizo negro era idéntico a su compañero y amigo, tenia franjas, mirada penetrante y figura perfecta. Pero algo no le cuadraba.
-Podría decir que si-rio levemente mirándola divertido- Ciertamente, el erizo negro que ustedes conocen tiene una pisca de compasión. Podríamos decir que es un anti-héroe. No es el chico malo, ni el chico bueno- se burlo sonriendo de lado.
-No es él-murmuro Knuckles aun inclinado en el suelo. Bajo su mirada a ella con el ceño fruncido-Ese erizo que vez ahí, no es tu amigo, no es el Shadow que conocemos, es el enemigo-aseguro volviendo su mirada hacia él, Rouge se giro para ver como varios de esos seres demoniacos lo rodeaban con totalidad.
-¿Debemos aniquilarlo?-pregunto intentando pararse con las pocas fuerzas que le quedaban. Knuckles asintió levemente.
-Busca refugio, estas muy herida para luchar contra él. Yo lo distraeré mientras tu escapas-dijo firme mirándola serio. Ella se giro abruptamente para mirarlo de frente.
-¡¿Te piensas quedar con toda la diversión?!Que yo sea una dama, no quiere decir que sea tan frágil como una-aseguro apuntándose con orgullo. Él sonrió de lado para tomarla de mentón con suavidad, ella se sonrojo levemente pero ladeo su rostro avergonzada.
-Si lo sé. Pero últimamente esa dama, ha estado muy herida, si llega a luchar contra él podría lastimarse. Y yo como noble caballero debo asegurarme que este bien.
Rouge quedo estática, ese equidna cabeza de nudillos, jamás le había dicho algo tan caballeroso. Además de que sonaba cursi, era un detalle muy hermoso.
-¡Me harán vomitar!-escucharon gritar, antes de que el equidna volara por los aires hasta caer pesadamente en un edificio.
-¡Knuckles!-exclamo, antes de girarse y encontrarse con el erizo negro que sonreía de lado. De una fuerte patada la lanzo hacia donde se encontraba su compañero.
-Esto…esto me lo vas a pagar…Maldito…-susurro al aire, sacando esos escombros de encima. Se levantó sobre sus dos pies limpiando su labio con su guante, al verlo frunció el ceño. ¿Sangre? Nadie en su puta vida la había hecho sangran en una lucha. ¿Cómo se atrevía ese erizo poco caballeroso? Extendió sus alas sacando el polvo de ellas, de un salto quedo en frente del erizo negro, a su lado sacudiendo sus largas púas el equidna se ponía en posición de pelea. Los dos miraron hacia su alrededor, los gritos de horror y miedo, se oían por doquier, las llamas inundaban los edificio, mientras que esas cosas comían a las personas  que encontraban. Se quedaron boca abierta, para luego poner una digna mirada de enojo. Esa era su ciudad, nadie a excepción de Eggman había llegado a hacer tanto caos, y eso que el huevo con bigotes se quedaba corto a comparación con lo que estaban causando esos seres.
-¡Lo vas a pagar, maldito erizo del demonio!-exclamo Knuckles apuntándolo con el ceño fruncido.
-¡Nadie toca esta ciudad y sus joyas, sin mi permiso!-grito Rouge igual de enfadada que él.
-Dos contra uno. Eso es algo injusto-aseguro fingiendo inocencia- Me encanta, mas estúpidos a quien patearles el trasero-rio de lado con arrogancia.
-¡Hasta la misma arrogancia tiene!-grito histérica la murcielaga queriéndolo matar con una piedra, pero Knuckles la detuvo.
-¡Muy bien, comencemos!-grito éste acercándose hacia ellos rápidamente. Los dos bloquearon sus ataques y saltaron hacia atrás con agilidad. Ninguno daría tregua en esta lucha. 
 

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